Las Bodas
Al igual que otros actos sociales las bodas han perdido algunas costumbres, bien por lo que tenían de degradantes de chanza o de broma pesada o bien por el cambio de hábitos y modos de una sociedad actual que evoluciona con ritmos vertiginosos.
Es el caso de la cencerradaµ, costumbre que hasta hace poco existía en la localidad a pesar de estar ya prohibida y castigada desde Carlos III bajo pena de 4 años de presidio y 100 ducados, y consistente en que cuando se casaban dos viudos, se les subía a un carro y acompañados de ruidos de cencerros, cuernos y cubos de hojalata se les llevaba la noche de boda al cementerio donde se les cantaba y se les echaba el "incienso" que consistía en pimentón quemado lo que les hacía toser y estornudar mientras los acompañantes reían y se burlaban de ellos.
Debían de pasarlo tan bien, que, como no sería muy frecuente el matrimonio de viudos, se extendió a cualquier matrimonio, a éstos se les subía a un carro con latas atadas a él y no se les permitía durante la primera noche estar solos un instante.Otra costumbre menos ofensiva era la de "cobrar el piso" consistente en que cuando un joven forastero cortejaba a una moza de la localidad debía pagar a los jóvenes un dinero, con el cual hacían una merienda, pasando a ser considerado como del propio pueblo. Por lo que respecta a los bautizos la madre no podría asistir porque se la consideraba impura. A los cuarenta días lo hacia portando una vela, siendo recibida a la puerta por el sacerdote, quedando así purificada. En las comuniones los padres no asistían al sacramento sino que los niños iban acompañados por los padrinos y tíos.
Otras manifestaciones populares muy vinculadas a la religión y a la actividad agricola eran las rogativas, siguiendo las costumbres ancestrales, destinadas a propiciar el favor de los dioses para que las cosechas fueran generosas.Así se celebraban tres días seguidos letanías, en el día de S. Marcos y en la Ascención para dar gracias y pedir para las lluvias. Hoy el día de S. Isidro se saca al santo en procesión al campo para bendecir éstos, derramando agua bendita sobre los cuatro puntos cardinales, mientras se rasga el viento con cánticos y cohetes durante el tiempo que dura la procesión.
Los juegos eran otra forma de salvar la rutina cotidiana, eran Juegos cíclicos, cambiaban con las estaciones del año alguno de ellos en especial los de los niños siguen vigentes, otros están en el olvido (la peonza, el are, la tarusa, la bíjarda, el peto o pinche, el morro charro, la luz). En Toral se prácticaba y se trata de recuperar, una curiosa modalidad del juego de bolos, jugado exclusivamente por las mujeres con bolas esféricas y bolos planos, resultado de la mezcla de múltiples influencias foráneas que acabaron creando una modalidad propia. El juego de pelota ha llegado a nuestros días como uno de los practicados con más pasión por nuestros antepasados.